Actualmente más de un 3% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) provienen del uso de internet y se espera que en 2030 consuma el 21% de la energía mundial. ¿Qué podemos hacer para reducir nuestra huella digital?

Teletrabajo, videoconferencias y huella de carbono digital
Uno de los pocos argumentos celebrados durante la pandemia del coronavirus fueron los beneficios ambientales que produjo el teletrabajo y la comunicación digital. Sin embargo, solo algunos saben que el uso de internet conlleva un elevado consumo de energía que está poniendo en alerta a muchos investigadores por su ritmo creciente. Cada vez que enviamos un mail, hacemos una videollamada o vemos una película estamos contaminando, aunque no lo veamos.
Según un estudio publicado en el 2013 por investigadores del Centre for Energy-Efficient Telecommunications (CEET) and Bell Labs destacan que la industria de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) la cual ofrece internet, video, audios y otros servicios en la nube, producía más de unos 830 millones de toneladas de CO2 cada año, el equivalente al 2% de las emisiones globales de este gas. Las proyecciones estimaban que esta cifra se duplicaría para 2020, y así fue. Estas emisiones habrían alcanzado el 3,7% del total, antes del inicio de la crisis de la covid-19 en marzo del 2020.
Otro estudio de la Universidad McMaster de Canadá, mencionó que el mismo sector, en el 2018, consumió entre el 6% y el 10% de la energía eléctrica generada en el mundo y, a este ritmo, se calcula que en 2030 el porcentaje total de energía consumida supere el 21%, similar a la huella de carbono que genera actualmente el transporte a nivel mundial.
Si bien es cierto que el trabajo a distancia implica menos traslados de las personas a sus oficinas y, por ende, menos contaminación, los equipos necesarios para hacer funcionar a toda la maquinaria web no son inocuos. Para que internet almacene toda la información que maneja, requiere de grandes servidores que tienen que estar en condiciones controladas a muy bajas temperaturas, lo que exige el consumo de mucha energía. Es decir que buena parte del consumo eléctrico no viene de los servidores, sino de los equipos necesarios para ventilarlos.
Los servidores son grandes ordenadores que funcionan a toda hora procesando información constantemente y se encargan de recibir peticiones y mandar respuestas, ya sea con los datos requeridos o mandándonos a otro servidor que los tiene.
Además, según estudios realizados, estos servidores funcionan únicamente entre un 10% y 15% de su capacidad. Por lo tanto, su consumo podría reducirse si se optimizara su operación, por ejemplo, refrigerado a no tan bajas temperaturas donde algunos servidores se adaptan perfectamente. Es decir, utilizar equipos que consuman menos energía, instalaciones más eficientes y fuentes de energías renovables son algunas de las claves para reducir las emisiones de CO2.

Servidores de datos.
En promedio, se realizan algo más de 3 mil millones de búsquedas por día en internet, enviamos más de 188 millones de mails por minuto, y mandamos unos 41,6 millones de mensajes a través de Whatsapp y de Facebook Messenger.
Todas estas acciones que realizamos diariamente, no solo representan grandes movimientos de dinero, sino que también consumen mucha energía y recursos, contaminando el ambiente y dejando una huella de carbono.
El estudio también destaca la contribución de los teléfonos inteligentes y muestra que para 2020, sólo la huella de los teléfonos inteligentes superará la contribución individual de los equipos de escritorio, portátiles y pantallas.
La huella de carbono que dejan los correos electrónicos también han sido estudiadas y se estima que cada mail puede tener una emisión asociada de entre 4 y 50 gramos de CO2. Multiplicada por la cantidad de mails enviados por día por persona, estos números resultan muy significativos.
La huella de carbono, es un indicador ambiental que relaciona la totalidad de gases de efecto invernadero (GEI) emitidos en un determinado tiempo por un individuo, organización, país por el consumo de bienes y/o servicios y se mide en unidades de Dióxido de Carbono Equivalente (CO2eq).
Según un reporte de la consultora Two Sides difundido por el International Workplace Group determinó que la actividad vinculada con correos electrónicos en todo el mundo equivale a la huella de carbono que producen 890 millones de autos. A su vez, destacó que cada búsqueda de internet produce 2 gramos de CO2 y lo que serían mil búsquedas es equivalente a manejar un auto por 1 km.
Asimismo, todo el almacenamiento en internet, en nuestras casillas de mails, en las famosas “nubes”, o todas las redes sociales que visitamos también son generadores de gases de efecto invernadero.
¿Cómo podemos contribuir a reducir nuestra huella de carbono digital?
Existen consejos muy simples de aplicar, que contribuyen a reducir el consumo energético de internet y por ende la huella de carbono digital. Te dejamos estos 12 tips para implementar.
Reducir el tamaño de los documentos que se envían por correo electrónico para disminuir el peso del mensaje.
Usar links en lugar de adjuntar archivos.
No distribuir cadenas de correo, peticiones, imágenes humorísticas o falsas.
Borrar correos que ya no sirven y vaciar la papelera.
Cancelar la suscripción a newsletters que no se leen.
Escribir directamente la dirección del sitio que se quiere visitar en lugar de usar motores de búsqueda.
Colocar la etiqueta de “favoritos” a los sitios visitados con mayor frecuencia.
Utilizar la función de optimizar el uso de energía en smartphones y computadoras y cerrar las aplicaciones que no se utilicen.
Reducir la calidad de las películas que se ven en plataformas streaming.
Apagar la cámara en las videollamadas cuando sea posible.
Minimizar el tiempo de lectura en internet.
Cerrar las pestañas que no utilices en el navegador.
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